
10 Costumbres Peruanas que Debes Vivir al Menos una Vez en la Vida
Tradiciones que despiertan tus sentidos, conectan con tu identidad y revelan el alma del Perú más allá de lo turístico

1. Compartir una pachamanca en los Andes
La pachamanca es más que una técnica culinaria ancestral. Es un acto colectivo de agradecimiento a la tierra, la Pachamama. Consiste en cocinar carnes, papas y maíz bajo tierra, usando piedras calientes. Pero lo más importante no es el sabor —aunque es delicioso—, sino el ritual que lo acompaña. En comunidades de Huancavelica, Ayacucho o Cusco, este acto se vincula con ciclos agrícolas y espirituales. Según un estudio de la Universidad Nacional San Antonio Abad del Cusco (2019), más del 70% de los rituales agrícolas en la sierra central aún conservan la pachamanca como eje simbólico de comunidad.

Recomendación: Busca una experiencia auténtica con comunidades rurales. No es lo mismo probarla en un restaurante limeño.
2. Participar en la fiesta de la Virgen de la Candelaria en Puno
Considerada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO, esta celebración en febrero combina lo religioso y lo ancestral. Danzantes con trajes coloridos, coreografías espectaculares y música de bandas altiplánicas ocupan las calles durante más de dos semanas. Lo más curioso es que muchas de estas danzas tienen orígenes precolombinos, adaptados luego a devociones cristianas.
Dato interesante: Un estudio etnográfico del Instituto de Etnomusicología de la PUCP (2021) revela que más de 300 danzas se presentan durante la festividad, muchas con raíces que datan de la época incaica.

3. Desayunar pan con chicharrón un domingo por la mañana
El clásico desayuno dominguero limeño es una herencia de antiguas costumbres rurales donde se celebraba el descanso semanal con un plato fuerte. Pan francés, chicharrón crocante, camote frito y salsa criolla. A pesar de su aparente sencillez, representa la comunión familiar en muchas casas peruanas.
Recomendación: Ve a un mercado tradicional o panadería en Barrios Altos, La Victoria o Surquillo. El sabor y la experiencia son muy distintos a lo comercial.

4. Celebrar el Inti Raymi en Cusco
Cada 24 de junio, Cusco revive el Inti Raymi, la gran ceremonia inca al sol. Lo fascinante es cómo se ha reconstruido esta tradición con base en crónicas coloniales y saberes heredados. No es solo una escenificación turística: en muchos barrios del Cusco, se realizan ofrendas y actividades culturales paralelas.
Curiosidad: Investigadores del Museo Inka han documentado que más del 60% de los adultos cusqueños sienten que el Inti Raymi fortalece su identidad cultural.

5. Aprender a bailar marinera norteña en Trujillo
La marinera no es solo un baile. Es un juego de miradas, de pasos elegantes y de galantería que representa el cortejo. Más que una danza folclórica, es una forma de orgullo nacional. Cada enero, el Concurso Nacional de Marinera en Trujillo atrae a miles de participantes de todas las edades.
Recomendación: Intenta tomar una clase en una academia local. Es tan desafiante como adictivo.

6. Tomar un baño de florecimiento en la selva peruana
En Iquitos, Tarapoto y otras ciudades amazónicas, los baños de florecimiento se realizan durante el Año Nuevo Amazónico, el 21 de junio, coincidiendo con el solsticio. Son rituales de purificación con plantas aromáticas y flores nativas que buscan atraer energía positiva.
Estudio: Según la revista Amazonía Investiga (2020), los baños de florecimiento tienen un componente psicoterapéutico significativo, al generar bienestar emocional mediante el contacto sensorial con la naturaleza.

7. Asistir a una yunza en carnavales
Durante los carnavales en la sierra, la yunza o corta monte es una costumbre donde las familias decoran un árbol con regalos y lo “bailan” hasta derribarlo. Cada hachazo es simbólico y todos participan. Es una explosión de música, talco, pintura y juegos comunitarios.
Curiosidad: Aunque puede parecer solo un juego, la yunza cumple un rol de redistribución de bienes, fortalecimiento de alianzas comunitarias y renovación de liderazgos locales.
8. Ver una pelea de toros en Chota o Cajatambo
A diferencia de la corrida española, las pelea de toros en el Perú andino no implican la muerte del animal. Se enfrentan dos toros poderosos en un duelo de fuerza. Es parte del patrimonio festivo de muchas provincias cajamarquinas y limeñas. El toro ganador puede aumentar exponencialmente su valor.
Advertencia: Es una costumbre muy arraigada, pero puede generar controversia. Vale la pena verla para comprender la cultura local, pero también reflexionar críticamente sobre sus implicancias.

9. Preparar una huatia en época de cosecha
La huatia es una técnica prehispánica de cocción similar a la pachamanca, pero sin carne. Solo se cocinan papas andinas enterradas bajo una estructura de adobe. Se hace en época de cosecha y es una experiencia íntima con la tierra.
Curiosidad científica: Estudios de arqueobotánica revelan que esta técnica ya se usaba hace más de 2,000 años, según hallazgos en el Valle del Mantaro.

10. Probar el ceviche un lunes de oficina
Puede parecer trivial, pero comer ceviche un lunes tiene una historia interesante. Se cree que en Lima, desde los años 70, los pescadores vendían el pescado sobrante de fin de semana a bajo precio los lunes, haciendo del ceviche el plato económico de ese día. Hoy es una tradición urbana en crecimiento.
Recomendación: Visita una cevichería popular y pide ceviche clásico con chicha morada. La frescura es clave.

Perú te pone
Practicar estas costumbres no solo es una manera de entretenerse o de “vivir lo típico”, sino una invitación a reconectar con las raíces del Perú profundo, a conocer la historia que no siempre aparece en los libros, y a descubrir que en cada gesto cultural hay una sabiduría milenaria que sobrevive en el día a día.
Muchas de estas prácticas están siendo redescubiertas por jóvenes y viajeros curiosos. Algunas incluso han demostrado beneficios psicológicos y sociales en estudios académicos, como es el caso de las danzas festivas y rituales colectivos, que fortalecen la identidad y la cohesión social.

Si visitas el Perú, vives en él o simplemente te interesa, no dejes que estas experiencias te pasen de largo. Cada una tiene una historia que contar, una emoción que despertar y una curiosidad que sembrar.



