El aymara es una lengua milenaria que ha sobrevivido al paso del tiempo, preservando la identidad y la cosmovisión de los pueblos andinos del altiplano peruano. Hablada principalmente en regiones como Puno, Tacna y Moquegua, esta lengua indígena es mucho más que un medio de comunicación; es un reflejo de la profunda conexión entre los seres humanos, la naturaleza y lo divino. Este artículo explora el origen, la evolución y la importancia del aymara en el Perú, destacando su relevancia cultural y su resistencia frente a los desafíos modernos.

El Origen y Expansión del Aymara
El aymara tiene sus raíces en las antiguas civilizaciones del altiplano andino, particularmente en la cultura Tiahuanaco, que floreció entre los siglos VI y XII d.C. Según investigaciones realizadas por Alan L. Kolata y otros expertos en arqueología andina, el aymara fue una de las lenguas dominantes en esta región antes de la expansión del Imperio Incaico. Aunque el quechua se convirtió en la lengua oficial del imperio, el aymara mantuvo su vigencia en áreas geográficas específicas, especialmente en el altiplano peruano-boliviano.
La palabra «aymara» proviene del término jaki aru , que significa «lengua de los hombres libres». Este nombre refleja la identidad resiliente de los pueblos aymaras, quienes han defendido su cultura y su territorio durante siglos frente a la colonización y la globalización.

La Colonización y la Supervivencia del Aymara
La llegada de los españoles en el siglo XVI marcó un punto de inflexión para el aymara, al igual que para otras lenguas indígenas. Las políticas coloniales impusieron el castellano como lengua dominante, marginando el aymara y reduciéndolo a contextos rurales y domésticos. Sin embargo, el aymara logró sobrevivir gracias a la tenacidad de sus hablantes, quienes continuaron transmitiéndolo oralmente de generación en generación.
Un estudio publicado en la revista Andean Studies destaca que el aymara no solo sobrevivió como lengua, sino también como un sistema de conocimiento integral. Los conceptos filosóficos y espirituales expresados en aymara, como el respeto a la Pachamama (Madre Tierra) y la práctica del ayni (ayuda mutua), han sido fundamentales para la cohesión social y la sostenibilidad ambiental en las comunidades aymaras.

El Aymara en el Contexto Peruano
En el Perú, el aymara es hablado principalmente en la región de Puno, donde convive con el quechua y el castellano. Según datos del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), existen aproximadamente 500,000 hablantes de aymara en el país, aunque este número puede variar debido a la migración rural-urbana y la asimilación cultural.
El aymara peruano presenta algunas diferencias lingüísticas con respecto al aymara boliviano y chileno, reflejando la adaptación de la lengua a contextos socioculturales específicos. Por ejemplo, el aymara de Puno incluye términos relacionados con la ganadería de llamas y alpacas, actividades económicas fundamentales en esta región.

Investigadores como Xavier Albó han señalado que el aymara no solo es una herramienta de comunicación, sino también un vehículo para preservar prácticas culturales como el pastoreo, la agricultura de altura y los rituales ceremoniales. Estas prácticas están estrechamente vinculadas con la cosmovisión andina, que ve al ser humano como parte de un todo integrado por la naturaleza, los ancestros y las divinidades.
El Aymara en la Sociedad Contemporánea
A pesar de los desafíos que enfrenta, el aymara ha encontrado nuevas formas de resistencia y visibilidad en el mundo moderno. En las últimas décadas, ha habido un creciente interés por revitalizar esta lengua y promover su uso en contextos formales e informales.
Programas educativos bilingües han sido implementados en escuelas rurales de Puno, permitiendo a los niños aprender tanto en aymara como en castellano. Además, universidades peruanas han comenzado a ofrecer cursos de aymara para estudiantes interesados en estudiar esta lengua desde una perspectiva académica.

El aymara también ha ganado protagonismo en medios de comunicación y plataformas digitales. Programas de radio y televisión en aymara, así como contenido en redes sociales, han permitido que esta lengua alcance a audiencias más jóvenes y urbanas. Artistas aymaras, como los músicos de sikuriadas tradicionales, han fusionado elementos contemporáneos con ritmos ancestrales, llevando el aymara a nuevos públicos.
El Aymara como Patrimonio Cultural
El aymara no es solo una lengua; es un patrimonio cultural que contiene siglos de sabiduría y conocimiento. Su estructura gramatical, rica en sufijos y partículas, permite expresar conceptos complejos de manera precisa y poética. Por ejemplo, palabras como tayka (hermano mayor) o jiliri (comunidad) reflejan valores como la solidaridad y el respeto mutuo.
Además, el aymara está estrechamente vinculado con prácticas culturales como el wilancha (ofrenda a la Pachamama), el manejo sostenible de los recursos naturales y la organización comunitaria basada en el trabajo colectivo. Estas tradiciones no solo son fundamentales para la vida en el altiplano, sino que también ofrecen lecciones valiosas sobre sostenibilidad y convivencia pacífica.

Organizaciones como la UNESCO han reconocido la importancia del aymara al declararlo Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Este reconocimiento subraya la necesidad de proteger y promover lenguas indígenas como el aymara, que están en peligro de desaparecer debido a la globalización y la homogeneización cultural.
Conclusión
El aymara es una lengua que trasciende las palabras; es un testimonio vivo de la historia, la cultura y la resistencia de los pueblos andinos del Perú. A pesar de los desafíos que enfrenta, el aymara sigue siendo una fuente de orgullo e identidad para cientos de miles de personas, conectándolas con sus raíces ancestrales y con un modo de vida profundamente arraigado en la naturaleza y la comunidad.

Preservar el aymara no es solo responsabilidad de quienes lo hablan, sino de toda la sociedad peruana y global. Al valorar y promover esta lengua, estamos reconociendo la importancia de la diversidad cultural y lingüística como un bien invaluable para la humanidad.