Más que carne: es cultura, es historia, es vida andina que resiste y alimenta

Índice
- Introducción: ¿Por qué el cuy es más que un plato típico?
- El origen ancestral: de los Andes al alma del pueblo
- Cuy como medicina, protector y guía espiritual
- Testimonios de respeto, memoria y herencia
- La carga social: de la burla a la reivindicación
- El cuy y la sabiduría de las abuelas
- ¿Qué dicen los estudios sobre su rol cultural y económico?
- Cuy gourmet vs. cuy de la chacra: ¿explotación o revalorización?
- El racismo culinario: ¿por qué el cuy rural “da risa” y el de restaurante da likes?
- Recomendaciones para un país que debe mirar al campo con respeto
- Conclusión: el cuy es pequeño, pero representa lo que más olvidamos
- Palabras clave
1. Introducción: ¿Por qué el cuy es más que un plato típico?
Muchos creen que el cuy es solo comida. Una curiosidad para el turista. Una broma para el limeño.
Pero para el Perú profundo, el cuy es compañero, protector, medicina, historia viva y símbolo de dignidad.
Este artículo no es solo para hablar de un animalito. Es para hablar de quiénes somos y qué ignoramos.
2. El origen ancestral: de los Andes al alma del pueblo
El cuy fue domesticado hace más de 4,000 años en los Andes centrales, antes de los Incas.
Era usado en rituales, ofrendas, sanaciones y alimentación cotidiana. Su crianza se adaptó al clima, al calendario agrícola, a la lógica comunitaria.
No fue traído de Europa ni impuesto: es 100% nuestro, y ancestral.

3. Cuy como medicina, protector y guía espiritual
En comunidades de Ayacucho, Apurímac y Cusco, el cuy aún se usa para “pasar el cuy”, una práctica de sanación que combina medicina natural y lectura espiritual.
Se frota el cuy vivo por el cuerpo del enfermo, luego se le abre para “leer” qué lo aqueja.
Muchos sanadores dicen que el cuy absorbe energías negativas, miedos, males no dichos.
Esto no es superstición. Es parte de una cosmovisión que respeta a los animales como seres que sienten y sanan.
4. Testimonios de respeto, memoria y herencia
Julia, 71 años, curandera en Huancavelica:
“Mi mamá me enseñó a criar cuyes con cariño. Ellos saben cuándo estás triste. A veces te miran y se acercan. Son seres sabios.”
Andrés, campesino en Ancash:
“Con cuy he criado a mis cinco hijos. No hay necesidad que no haya cubierto con ellos.”
Lisbeth, hija de migrantes andinos en Lima:

“Mis amigas se burlaban porque comíamos cuy en casa. Ahora van a restaurantes donde les cobran 80 soles por uno.”
5. La carga social: de la burla a la reivindicación
Durante décadas, comer cuy fue símbolo de “ser serrano”, “ser pobre” o “ser ignorante”.
Las burla en colegios, medios y redes sociales construyeron una vergüenza silenciosa en miles de peruanos que crecieron comiendo cuy como acto de amor y sustento.
Hoy, que algunos chefs lo sirven en platos finos, es momento de preguntarnos: ¿por qué lo que antes humillaba, ahora da prestigio?
6. El cuy y la sabiduría de las abuelas
Las abuelas andinas enseñaban que el cuy:
- Se cría mejor cuando la casa tiene buena energía.
- No se debe matar un cuy sin pedirle permiso.
- El primer cuy de cada camada se ofrece a la Pachamama.
- El cuy blanco tiene dones especiales.
Estas no son creencias menores. Son pedagogías del afecto, del cuidado y del equilibrio.

7. ¿Qué dicen los estudios sobre su rol cultural y económico?
- Estudio del INIA (2022): el cuy representa el 12% del ingreso rural femenino en la región andina.
- Informe de la FAO (2020): es considerado un animal estratégico para combatir la inseguridad alimentaria.
- Universidad Nacional del Centro (2019): documenta que la crianza del cuy mejora la autoestima de mujeres rurales en zonas donde no hay empleo formal.
La ciencia empieza a confirmar lo que la sabiduría andina ya sabía: el cuy salva, sostiene, enseña.
8. Cuy gourmet vs. cuy de la chacra: ¿explotación o revalorización?
En restaurantes de Lima y Cusco, el cuy se presenta como manjar.
Pero rara vez se menciona quién lo cría, cómo vive ese productor, cuánto gana.
¿Estamos valorando el cuy o solo lo estamos extrayendo de su cultura original para hacer dinero?
¿Dónde está el crédito a la campesina que lo cuida desde que nace?

9. El racismo culinario: ¿por qué el cuy rural “da risa” y el de restaurante da likes?
Hay un sesgo profundo en cómo se presenta la gastronomía:
- Cuy servido en una hoja de plátano en una comunidad: “chistoso”.
- Cuy servido con puré de tarwi y reducción de ají en plato blanco: “sofisticado”.
La comida no tiene clase. La mirada sí.
10. Recomendaciones para un país que debe mirar al campo con respeto
- Incluir educación intercultural en escuelas urbanas, que valore prácticas rurales.
- Apoyar a criadoras de cuyes con créditos, ferias, canales de venta.
- Promover el respeto al cuy como parte del patrimonio cultural vivo.
- Incentivar investigaciones académicas sobre su rol en la salud, la economía y la cultura.
- Dejar de burlarnos de lo andino, y empezar a aprender de él.
11. Conclusión: el cuy es pequeño, pero representa lo que más olvidamos

El cuy no es solo una comida. Es un espejo de nuestra relación con lo ancestral, lo campesino, lo femenino, lo olvidado.
Es un símbolo que nos recuerda que lo más pequeño puede ser lo más poderoso.
Y que cuando un país respeta su raíz, crece más fuerte.
12. Palabras clave
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