El Oro Se Lleva Su Agua
La otra cara de la minería que nadie quiere ver en los Andes del Perú: una riqueza que deja sed y silencio tras de sí.

ÍNDICE
- Introducción: cuando el oro brilla, el agua desaparece
- La minería metálica en el Perú: cifras que deslumbran
- ¿Cuánta agua necesita el oro? El consumo invisible
- La lógica del saqueo: el agua para la mina, la sed para el pueblo
- Testimonios desde el olvido
- Las lagunas sacrificadas: lo que no vuelve
- El impacto en la salud, la agricultura y la cultura
- Estudios científicos que confirman el drama
- Propuestas urgentes: entre la justicia y la sobrevivencia
- Conclusión: oro para el mundo, sequía para los Andes
- Palabras clave para tu blog
1. Introducción: cuando el oro brilla, el agua desaparece
Perú es el segundo productor de oro en América Latina. Esta riqueza, celebrada por las bolsas y los inversionistas, tiene un costo que no aparece en las estadísticas oficiales: el agua que se sacrifica para conseguir una onza de metal.
En los Andes peruanos, donde nacen los ríos que alimentan a millones, las lagunas son drenadas, los bofedales destruidos y los ríos contaminados, todo en nombre del progreso y el crecimiento económico.

Pero, ¿vale una onza de oro más que la vida de una comunidad?
2. La minería metálica en el Perú: cifras que deslumbran
Según el Ministerio de Energía y Minas (MINEM, 2024):
- Perú produjo más de 100 toneladas de oro en 2023.
- El sector minero representa el 9% del PBI nacional y más del 60% de las exportaciones.
- Las principales zonas auríferas: Cajamarca, La Libertad, Apurímac, Cusco y Madre de Dios.
Lo que pocas veces se dice es que cada gramo de oro puede requerir hasta 3,000 litros de agua en procesos de lixiviación, lavado y concentración.
3. ¿Cuánta agua necesita el oro? El consumo invisible
Una operación minera promedio necesita:
- Entre 50 y 80 millones de litros de agua diarios.
- El equivalente al consumo de agua de una ciudad mediana como Ica o Ayacucho.
- En minería informal e ilegal, sin tratamiento, el consumo y contaminación son aún mayores.
Y la paradoja es brutal: mientras el oro fluye al extranjero, las comunidades cercanas a las minas cargan agua en baldes, beben de pozos contaminados o dependen de cisternas públicas.
4. La lógica del saqueo: el agua para la mina, la sed para el pueblo
La ley de recursos hídricos (DL 29338) declara el agua como un bien público. Pero en la práctica, las empresas mineras adquieren derechos preferenciales, muchas veces a perpetuidad y a bajo costo, sin garantizar el uso equitativo.

Casos emblemáticos:
- Yanacocha (Cajamarca): una de las minas de oro más grandes de Sudamérica. Ha sido acusada de secar lagunas sagradas y desviar ríos.
- Las Bambas (Apurímac): uso masivo de agua subterránea, afectando fuentes comunales.
- Madre de Dios: minería ilegal ha destruido humedales y contaminado el agua con mercurio, afectando a poblaciones indígenas.
5. Testimonios desde el olvido
Francisca Tucto (Celendín):»Antes mi abuela cocinaba con agua de la laguna. Ahora hay un pozo seco y un cerro de tierra. El agua bajó, los hijos se fueron.»
Rubén Huamán (Espinar):»El río estaba ahí. Lo vi morir. No hay peces. No hay riego. Los que pueden se van. Los que quedamos tomamos lo que podemos.»
Luisa Ramírez (Madre de Dios):»El oro da trabajo, sí. Pero mis hijos tienen mercurio en la sangre. ¿A eso le llaman desarrollo?»
6. Las lagunas sacrificadas: lo que no vuelve
Entre las más afectadas:
- Laguna Azul y Perol (Cajamarca): intervenidas por Minera Yanacocha.
- Laguna Huascacocha (Pasco): contaminada por filtraciones.
- Laguna Parón (Áncash): desvío para hidroeléctrica privada, afectando a agricultores.
- Lagunas altoandinas de Huancavelica y Ayacucho: convertidas en reservorios industriales.
Estas lagunas no solo abastecían de agua. Eran espacios de rituales, memoria colectiva, biodiversidad y equilibrio climático.

7. El impacto en la salud, la agricultura y la cultura
- Salud: aumento de enfermedades gastrointestinales, dermatológicas y metales pesados en sangre (plomo, mercurio, arsénico).
- Agricultura: pérdida de pastos, menor rendimiento por falta de riego y lluvias alteradas.
- Cultura: ruptura de la cosmovisión andina, desaparición de fiestas, pagos a la tierra y rituales a lagunas.
Todo por extraer un recurso que no se queda en el país, ni en su gente.
8. Estudios científicos que confirman el drama
- OEFA (2023): más del 60% de los cuerpos de agua cercanos a operaciones mineras presentan niveles de contaminación por metales.
- UNMSM – Facultad de Medicina (2022): en zonas mineras de Cajamarca y Pasco, el 78% de niños tienen plomo en sangre.
- Red Muqui (2024): más de 350 conflictos hídricos activos en zonas altoandinas vinculados a minería.
- PUCP – Observatorio de Conflictos (2023): en 8 de cada 10 comunidades cercanas a minas de oro hay pérdida de caudales, ecosistemas o lagunas.
9. Propuestas urgentes: entre la justicia y la sobrevivencia

- Prohibir operaciones mineras en cabeceras de cuenca y zonas hídricas frágiles.
- Aplicar evaluación hídrica ambiental obligatoria antes de otorgar licencias.
- Auditorías independientes y monitoreo comunitario del agua.
- Indemnización directa a comunidades afectadas por pérdida de agua.
- Reconocimiento legal de lagunas sagradas y agua como sujeto de derecho.
- Fortalecer economías alternativas que no destruyan los ecosistemas.
- Educación hídrica con enfoque intercultural y de derechos humanos.
10. Conclusión: oro para el mundo, sequía para los Andes
Mientras los lingotes viajan a Suiza, China y EE.UU., las comunidades que viven sobre ellos cargan agua en baldes oxidados. Esa es la paradoja dolorosa de la minería del oro en el Perú.
La verdadera riqueza de los Andes no está en sus vetas metálicas, sino en sus glaciares, lagunas, ríos y pueblos. Ignorar esto es hipotecar el futuro por un brillo que no alumbra a los que más lo necesitan.