Un Viaje al Corazón Acuático del Misterio Peruano
Los Andes peruanos son un tapiz de picos nevados y valles profundos, pero su verdadero espíritu reside a menudo en la quietud de sus lagunas. Estos cuerpos de agua, lejos de ser meros espejos geográficos, son considerados por las culturas ancestrales como seres vivos, con almas que inspiran respeto y, a veces, un profundo temor. La denominación de «aguas malditas» no es un juicio, sino el eco de historias ancestrales sobre castigos divinos, pueblos tragados por la soberbia y tesoros celosamente guardados que convierten a estas lagunas en fascinantes umbrales entre lo terrenal y lo mítico. Prepárese para sumergirse en las profundidades del folclore andino, donde cada ola es un susurro de lo inexplicable.
Índice del Misterio
- El Poder Castigador: Lagunas que Fueron Pueblos
- El Enigma de las Aguas que Desaparecen
- Guardianes y Sirenas: Seres Míticos de la Profundidad
- Datos Curiosos y Secretos Pocos Conocidos
1. El Poder Castigador: Lagunas que Fueron Pueblos

Una de las narrativas más recurrentes y sobrecogedoras en el imaginario andino es la de la laguna como instrumento de castigo divino. No son lagunas naturales, sino las tumbas líquidas de antiguas comunidades que incurrieron en la arrogancia, la codicia o la falta de caridad.
- El Pueblo Sumergido y la Advertencia Ignorada: La leyenda de un pueblo que es «tragado» por las aguas se repite en diversas regiones, como se cuenta en algunas zonas cercanas al Lago Titicaca o en las alturas de Huancavelica. El relato central narra la visita de un anciano o viajero harapiento, que en realidad es una deidad disfrazada (como Viracocha), pidiendo limosna y advirtiendo sobre una catástrofe inminente. Cuando el pueblo, a menudo celebrando una fastuosa fiesta, niega la ayuda, el castigo es instantáneo: la tierra se abre o el agua brota implacablemente, sumergiendo la aldea. Solo una persona, aquella que mostró caridad, se salva.
- Dato Curioso y Poco Conocido: Se dice que, en noches de luna llena o en el día de la fiesta perdida, aún se pueden escuchar bajo el agua el tañido de las campanas de la iglesia sumergida o los lamentos de la gente. Este sonido es la prueba viviente del castigo.
2. El Enigma de las Aguas que Desaparecen
No todas las lagunas «devoran» por castigo; algunas lo hacen por simple e inexplicable misterio geológico que la cosmovisión andina ha envuelto en leyenda. Hablamos de las lagunas que, literalmente, se tragan su propia agua.
- El Tragadero de Junín: Existe en Junín, un lugar conocido como el «Tragadero». El agua de una laguna se sumerge en un agujero o grieta en la roca sin un destino aparente. La ciencia habla de filtraciones kársticas o túneles subterráneos, pero la leyenda es mucho más poética e intrigante.
- Dato Curioso y Poco Conocido: La gente de Junín cuenta que el agua tragada por el agujero misterioso reaparece muchos kilómetros después, ¡incluso por la costa, en las pampas de Ica! Para verificar esto, se lanzó antiguamente quinua o añil al agujero, y se rumorea que el tinte o el grano aparecieron luego en manantiales lejanos, confirmando una asombrosa conexión subterránea entre la sierra y el desierto.
3. Guardianes y Sirenas: Seres Míticos de la Profundidad

La quietud de estas aguas profundas es custodiada por seres míticos que protegen (o reclaman) su territorio.
- Las Sirenas Andinas: A diferencia de sus primas marinas, las sirenas de las lagunas de altura, como las que se dice que habitan en la Laguna Pato Joya en Huancavelica, no siempre son símbolo de belleza. Son vistas como espíritus de agua que utilizan su canto para encantar y atraer a hombres, a menudo pastores o viajeros, a las profundidades para nunca más volver. Se las percibe como seres que reclaman vidas para mantener el misterio y el poder de su laguna.
- El Tesoro del Titicaca y el Sireno: El vasto Lago Titicaca también tiene sus custodios. Además de ser el lugar de origen de Manco Cápac y Mama Ocllo, se cree que en su fondo reposa un tesoro inca o, en otras versiones, una ciudad perdida. Esta riqueza es protegida no solo por el dios Subacuático (Q’ota Anchacho), sino también por un ser mítico: el Sireno del Titicaca. A diferencia de las sirenas que atraen a sus víctimas, el Sireno está más ligado a la protección de las riquezas y a lanzar maldiciones contra aquellos que se atreven a profanar el lago por ambición.
4. Datos Curiosos y Secretos Pocos Conocidos
Para alimentar su fascinación, aquí hay algunos detalles menos difundidos sobre las lagunas andinas:
- Las Lagunas «Sagradas» y su Ofrenda: Antiguamente, las lagunas que inspiraban gran respeto eran también el lugar de ofrendas a los Apus (espíritus de las montañas). Estos rituales, lejos de ser malévolos, buscaban mantener el equilibrio y asegurar la provisión de agua. A veces, estas ofrendas incluían objetos preciosos que terminaban en el fondo, alimentando la leyenda del «tesoro hundido».
- La Laguna que Cambia de Color y se Oculta: Existe la leyenda de la «Laguna Encantada» (con variantes en Cañete y otros lugares), que no solo cambia de color según la hora o el clima, sino que, de manera mágica, se oculta de quienes intentan encontrarla por segunda vez, o incluso se mueve de lugar. Es un cuerpo de agua que solo se revela a quienes están destinados a verla o que llegan sin malicia.
- Apariciones de Ciudades Subterráneas: Varias leyendas, especialmente en Huancavelica, hablan de que estas lagunas son la entrada a una ciudad de oro y plata que está en el interior del cerro. Personas que se atreven a dormir cerca han soñado con estas ciudades o han sido «encantadas» para entrar, volviéndose locas o muriendo al no poder soportar la transformación o el «calor como de selva» que se siente adentro, según un relato local.
Conclusión
Las «aguas malditas» de los Andes son, en realidad, custodios de la memoria andina. Más que cuerpos de agua, son entidades con carácter, moralidad y un poder inescrutable. Enseñan la milenaria lección del respeto a la naturaleza y de la humildad frente a fuerzas mucho mayores que el ser humano. Para el viajero, son la promesa de un encuentro con la magia de un Perú profundo, un recordatorio de que bajo la superficie tranquila de la vida moderna, los mitos y los dioses ancestrales siguen vivos, velando por sus lagunas y listos para castigar la soberbia del mundo.